Imagínense que el Retiro de fin de año fue TAN exitoso que solo hasta ahora he encontrado unos minutos para comentarlo; después de los compromisos que adquirí en él, no he tenido respiro.
En contra de la creencia de que esa fecha es ‘sagrada’, asistimos 27 ‘rebeldes’, entre ellos 9 de Perú y uno de España.
Nuestros astutos hermanos de la tierra Inca, para mezclar ‘business&pleasure’ (placer y negocios) aprovechando el viaje, y secundados por algunos Panakeios locales, llegaron varios días antes para conocer Medellín en todo su esplendor navideño, y –ese es ahora un problema– se quedaron tan encantados con la ciudad, clima y hospitalidad, que han dicho que… ¡VAN A REGRESAR!
Pero fue el chico de España quien más nos conmovió –y que conquistó el corazón de las chicas, y de una en particular– porque vino desde Madrid después de 10 años de ausencia y, para estar con nosotros, renunció a pasar el fin de año con su familia –abuelita incluida– en Chimbote, Perú.
El 31 de diciembre trabajamos todo el día para definir nuestras metas y empezar el año de la manera más poderosa posible. Particularmente después de una clase MUY especial (y todavía secreta), que duró toda la mañana del 31, la base de los voluntarios se consolidó aún más porque estos chicos y chicas ENTENDIERON algo MUY profundo que ni se imaginaban pudiera existir…
¿Qué más?
Como es tradición, hubo fogata, natilla, hojuelas (dulces típicos navideños de Colombia), una larga pero feliz y educativa caminata, y MUCHA ALEGRÍA. Alejados de lo que pasaba ‘afuera’, sin los molestos ruidos del mundo, en el ambiente sano y puro de Babanagar, todos disfrutamos de la compañía espiritual de personas que te entienden y que son similares a ti… los hermanos del alma.
¿Han sentido un poco de envidia de la buena?
¡Tienen 10 meses para programarse y participar en el próximo retiro de fin de año 2020!
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